La historia nos sitúa su origen en la Santa Cena, la última vez que Jesús de Nazaret se reunió con sus apóstoles, siendo este el vino que les ofreció. “Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre, la cual es derramado en favor de ustedes» (Lucas 22:19-20)

Según los historiadores, el vino de la última cena sería un vino de Syrah, ya que era la uva más plantada en esos días, pero en la actualidad, el vino presente en las eucaristías es mayoritariamente blanco, elaborado a base de variedades como el Torrontés, Moscatel de Alejandría, Garnacha Blanca o Macabeo.

Parece ser que el motivo principal, con el cual se justifica el cambio de los vinos tintos por el de los vinos blancos en las eucaristías, es debido principalmente, por el interés de mantener en perfecto estado los utensilios usados en las misas, ya que el vino tinto se muestra más dañino.

El proceso de elaboración del vino de misa, se debe llevar a cabo de acuerdo con los tratados del concilio de Florentino y de Tridentino, normativa que se recogió en el concilio eucarístico diocesano de Barcelona en 1944 por el jesuita Eduardo Victoria, y que escribió en su libro: “El pan y el vino eucarísticos”.

Las bases de su elaboración se deben, en parte, a los vinos denominados Kosher, famosos en la cultura hebrea.

Los vinos pueden ser dulces o secos y no se permite en ningún caso la chaptalización

(Proceso por el cual se añaden azucares para obtener mayor graduación alcohólica), así como la adición de mostos y mistelas sin fermentar.

Está permitido el uso de levaduras seleccionadas, pero no la adición de colorantes, taninos o asépticos. En el caso de los clarificantes solo se permite el uso de la clara de huevo. El sulfuroso está permitido solo antes de la fermentación, no después.

La elaboración del vino de misa, sigue los parámetros de los vinos fortificados o los denominados Vinos Dulces Naturales.

El proceso se inicia con la vendimia de las uvas muy maduras, seguidamente son prensadas y el mosto resultante es filtrado para obtener la mayor limpieza del caldo.

Con el mosto en perfectas condiciones, se inicia la fermentación, proceso por el cual hay una transformación de los azucares en alcohol etílico, gracias a la presencia de levaduras que son las que actúan consumiendo el oxigeno, generando energía en forma de calor. En el momento en que el mosto fermentado llega a los 8º de alcohol (+/-) naturales, se para la fermentación añadiendo alcohol vínico de 97º, hasta llegar a los 16º (+/-) adquiridos.

Este vino empieza luego un proceso de oxigenación de los poli fenoles (materia colorante del vino), que produce una evolución de los colores, llegando a un tono anaranjado y ofreciendo aromas de piel de naranja y miel.

Son varios los elaboradores y procedencias:

Vinos de Misa de Müller: Elaborado en la Terra Alta, concretamente en Tarragona, está elaborado con Garnacha Blanca y Macabeo. Debemos destacar que son proveedores oficiales del Vaticano desde los Papas Pío XII y Juan XXIII. Es en su etiqueta podemos observar la relación de Papas que han celebrado la Santa Misa con este vino.

Vinos de Misa de Don Bosco: La Bodega Don Bosco se fundó en Mendoza (Argentina), concretamente en Rodeo del Medio, fue el padre Pablo Robotti quien montó el laboratorio enológico. El primer vino de misa se filtró el 17 de Abril de 1901.  Se hace a partir de uvas Torrontés y Moscatel de Alejandría. El vino es criado en barricas de madera para la oxidación y el vino final se le da hasta 5 años de añejamiento. Destacar que  el Papa Juan Pablo II recibió vino de Cabrini, con el cual celebró la misa del Jubileo.

Como anécdota  saber que desde 1939, año en que se fundó la bodega el obispo realizaba una celebración al iniciarse la elaboración del vino de misa.

Vinos para Misas-Soborne:Este nace en Cádiz, es una mistela de 16º, elaborado a base de Moscatel y en ocasiones de Torrontés.

Cooperativa de Turis:esta bodega valenciana con su San Leandro, puede presumir de ser la que mas vino de misa produce en España.